En las últimas semanas, el corrido “Ojitos Mentirosos” ha explotado en redes sociales, convirtiéndose en uno de los trends más comentados en TikTok e Instagram. La canción, que refleja el sentir popular de muchas comunidades, rápidamente se convirtió en himno para expresar desamor, frustraciones y hasta la dureza de la vida cotidiana. Sin embargo, el uso que algunos influencers y creadores de contenido le han dado ha generado polémica.
Ojitos Mentirosos: del barrio a las redes sociales
El descontento nace porque muchos usuarios consideran que el trend tiene raíces en la cultura popular y en realidades de sectores más vulnerables, pero ahora está siendo replicado por personas privilegiadas que no comparten esa misma experiencia de vida.

Ojitos Mentirosos y la polémica con los influencers privilegiados
En Twitter y TikTok abundan los comentarios: “Ya chole con los ricos jugando a ser pobres”, “No entienden lo que significa la canción, solo la usan para vistas” o “El trend perdió el sentido cuando lo agarraron los influencers fifís”.
La apropiación cultural
Este debate abre un tema más grande: la apropiación cultural y de clase en la música popular. Cuando canciones nacidas de la calle, los barrios o la experiencia migrante se vuelven virales, corren el riesgo de perder su esencia al ser consumidas por quienes nunca han vivido esas realidades.
Para los fans auténticos, duele ver cómo algo que les representa termina siendo solo una moda en manos de quienes nunca han sentido esa lucha.
Ojitos Mentirosos: autenticidad contra espectáculo digital
En conclusión, el caso de Ojitos Mentirosos es un ejemplo más de cómo las redes sociales pueden transformar un símbolo cultural en un producto de consumo masivo, pero también evidencia la tensión entre autenticidad y espectáculo digital.

